EVOLUCIÓN DE UN ACTO DE VIOLENCIA EN
EL HOGAR
Para entender por qué los hombres
llegan a ser violentos con sus parejas, necesitamos analizar los componentes de
cada acto de violencia.
Debemos aclarar que un acto de
violencia es demasiado complejo y no podemos aislarlo o dejar de analizar todos
los elementos que lo rodean, desde la historia de la relación hasta la historia
individual, y sobre todo sin considerar las expectativas sociales.
Autoridad,
control y dominio
Ningún hombre inicia la relación
con su pareja con la idea de ser violento con ella. Generalmente, los hombres
creen que el objetivo principal de una relación es tener intimidad, la cual
incluye compañía, cariño, sexo, comprensión, apoyo, creatividad, la fundación
de una nueva familia, etcétera. A pesar dé que el hombre cree que quiere
obtener éstas características de la intimidad, las confunde y da por entendido
que su pareja le debe sumisión. De entrada, esa relación está llena de juicios
y expectativas respecto a cómo tienen que ser oída cual en la relación de
pareja. El proceso de violencia no se encuentra solamente cuando el hombre
realiza algún acto específico de violencia, sino cuando entra en una relación.
El hombre alimenta su violencia desde que nace y la sociedad le atribuye
ciertos patrones de conducta y de pensamiento que él acepta como verdaderos.
La
formación de la autoridad: los primeros años
El proceso de formación de la
autoridad es muy complejo y empieza desde muy temprano en la vida del hombre.
Cada hombre nace con una identidad muy particular e individual que no se ajusta
al patrón social, por lo cual se le tiene que educar para que responda a las
normas sociales. Desde que nace, el hombre es educado o preparado para vivir el
papel social de la masculinidad o de macho.
Cabe mencionar también que los
niños en nuestras sociedades se consideran adultos inacabados que tienen que es
petar al futuro para poder ser, o sea para ser respetado totalmente. Mientras
son pequeños, los seres humanos no cuentan como los adultos y no tienen voz ni
voto. La persona que implementa esta dinámica es el padre, así que analizaremos
primero esta posición.
El
Padre
En Latinoamérica el padre es el
protector y el que toma decisiones; por lo tanto, sabe más que el resto de la
familia. Es el personaje al que se tiene que amar, pues si no se le ama es
atentar contra uno .mismo. A la vez, es un ser desconocido que pasa poco tiempo
en el Hogar y tiene poca interacción con los Hijos. Es el que sale a buscar el
dinero para cubrir las necesidades de manutención.
La imagen del padre;
aparentemente, es una supuesta garantía de solución a los problemas de la
familia y para mantener Su estructura. Los integrantes de la familia «perdonan»
fácilmente los daños que ocasiona y los errores que comete el padre. De hecho,
le preguntan muy poco para no poner en duda su jerarquía. Por ejemplo, aunque
toda su familia, hijos e hijas, pareja, suegro y suegra sepan que tiene otra
familia, el lema queda como un «secreto familiar» para que él no tenga que
responder por sus actos, pero sobre todo para que la familia no pierda la
imagen de estabilidad que supone tener gracias al padre.
Ser padre en nuestra sociedad es
la meta última a la que el hombre debe aspirar incluso sin llegar a casarse y
sin asumir responsabilidad alguna por los hijos e hijas. Pasar de la niñez a la
juventud es sólo una preparación para llegar a la culminación: casarse y ser
padre. En este sentido, el padre juega un papel muy importante porque él mismo
refuerza esta idea al despreciar a las personas a su alrededor.
La
madre
La madre también es una figura
mítica, aunque mucho más humana y vulnerable. Es la persona que «se sacrifica»
por todos los miembros de la familia, la que está siempre atenta y dispuesta
para satisfacer las necesidades ele los otros a expensas de sí misma, y es la
que toma decisiones cine son sólo extensiones de las del padre. Se evalúa a una
buena madre en la medida en que acepta el sufrimiento con abnegación. Mientras
más sufrimiento ha sobrevivido y más se ha abnegado y aceptado el dolor, más
será considerada como mejor madre.
Para el niño, la madre sirve de
apoyo y práctica en su proceso de aprender su papel. La madre, por su propio entrenamiento,
enseña al niño por oposición lo que es un hombre. Si ella es abnegada, el niño
debe de ser lo opuesto, el que impone la abnegación. Ella es el primer ejemplo
que el niño tiene de cómo los seres humanos se relacionan mediante la
imposición, dominación, subyugación y abnegación. Ve cómo ella acepta la
violencia, los mandatos y desprecios del padre; cómo acepta gustosa lo poco o
mucho que el padre le da, y especialmente cómo está siempre dispuesta a hacer
lo que le pidan para tener contento al padre. Cuando sea adulto el niño va
actuar bajo estos patrones, pues,
siempre estará la madre para solventar las necesidades del hombre.
Las
hermanas
Desde muy temprano lo tratan
diferente que a las hermanas, le dan más recursos, prioridad y sobre todo lo
empiezan a entrenar para que sea el segundo jefe de la casa, en caso de que el
padre faltara. Desde muy pequeño aprende que su papel ya está determinado, sólo
tiene que crecer lo suficiente y lomar su lugar. En este proceso se anulan sus
potencialidades y recursos individuales. Obviamente, esto también afecta a las
mujeres: las hace invisibles. Las niñas tienen un destino: crecer, casarse, ser
de otro y tener lujos. Desde muy pequeñas las preparan para esto: al
inculcarles la obligación de ayudar en las tareas domésticas o incluso les
adjudican el papel de madre cuándo la madre real no está en condiciones de
desempeñar ese papel.
El papel del niño es mucho más amplio,
pues se supone que él no tiene responsabilidades en el hogar. El único papel
que conoce hasta ese momento es el de la libertad; de explorar; mandar (a las
mujeres) y aprender a mantenerse in-alcanzable.
Generalmente, los padres y las
madres se precian de tener hijos problemáticos desde pequeños; «es un
diablillo», es una forma de decir que-el niño tiene un gran poder destructivo y
le celebran que sea activo. En cambio, a la niña la castigan para que deje las
conductas que no son «apropiadas para las damas».
Las hermanas le sirven de
entrenamiento para llegar a ser padre, desde que empieza a mandar sobre ellas.
Se ve a sí mismo como dueño da los recursos de sus hermanas y de oirás mujeres
que lo rodean. Al ver que le ponen más atención que a las mujeres, asume que su
posición es diferente a la de ellas: él vale más. Incluso los castigos son
diferentes; a él lo dejan jugar a diferentes horas (del misino modo que el
padre no está atado al tiempo); también sus juegos, quehaceres y ropa son
diferentes. Se da cuenta de que nene más libertad que las mujeres de su familia
y así aprende que alguien tiene que mantener este equilibrio; él tiene el poder
del padre en ese momento.
Las
primeras relaciones de pareja
Cuando un hombre encuentra a una
mujer (cualquier mujer) la ve como una pareja potencial y hace iodo lo posible
para conquistarla»: finge «amor», esconde su machismo y muchas de sus
debilidades y problemas, y muestra una personalidad muy diferente a la que realmente
tiene
El hombre entra en la relación
convencido de que todo lo que aprendió en su hogar y en su grupo social y
cultural, es la forma correcta de relacionarse; por lo tanto, espera que este
esquema sea el que rija su matrimonio. Sólo tiene que inducir a la pareja por
un tiempo hasta envolverla, antes de empezar a mostrar lo que él quiere
realmente.
Desde el principio, el hombre
trata de «convencer» a la mujer para que sea «suya solamente». Esta labor de
convencimiento es el comienzo del control que ejercerá sobre ella en el futuro.
El hecho de convencerla es una prueba de su superioridad al obligarla, en
formas muy sutiles, a hacer lo que él quiere.
Cuando se hacen novios, el hombre
espera que ella cambie y se conduzca como una novia que tiene responsabilidades
con él. Ya no puede coquetear ni salir sola; su relación cori sus amigas
cambia; tiene que esperar a que la llame; no puede tomar decisiones por sí
misma o hacer planes sin tener su opinión o consentimiento, etcétera. Cuando el
hombre impone estos límites no son marcados solamente por él, sino que tiene el
apoyo de toda la sociedad y la cultura. Sin embargo, él es quien decide y los
impone.
La
transición
La relación llega a un punto en
que tiene que avanzar de acuerdo con las normas sociales; entonces se casan, se
unen o se separan. La presión para ambos es muy grande, pues se espera que
lleguen a «la madurez.» al formar una nueva familia. El casamiento es la
transición más grande de la relación. Ya casados, el hombre puede desplegar sus
verdaderas intenciones de ser la autoridad. Una vez que la pareja ha aceptado
«ser de él», puede empezar a imponer abiertamente su papel autoritario: ejerce
una coacción mayor para forzarla a entrar más ele lleno en el papel de
sumisión.
El hombre considera que casarse
es su oportunidad para poner en práctica todo su entrenamiento, anterior de ser
el padre-jefe ele la casa. El proceso es lento; sin embargo, como realmente no
se conocen bien, tienen que acostumbrarse a vivir juntos y realizar los ajustes
que implica esta nueva situación. Generalmente, durante los primeros meses o
años, el hombre no suele ser violento física o verbalmente con su pareja porque
la novedad ayuda a que sean flexibles entre ellos y a evitar la violencia.
Control
y dominio
En nuestra sociedad, un hombre es
el que tiene dominio, mando, preponderancia y esto lo obtiene al comprobar, inspeccionar,
fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas
y de él mismo.
Como vimos, desde pequeño
aprendió que existen sistemas de regulación o control y es él quien debe
llevarlos a cabo. Ser hombre jefe padre esposo requiere ser quien regula y
controla. Como el hombre vivió durante muchos años bajo el control del padre,
aprendió que él mismo tiene que autorregiilar.se o controlarse para satisfacer las
necesidades de la imagen externa, no las necesidades que tiene como ser
individual.
La
autoridad
La autoridad del hombre va unida a su deseo de controlar, pues si no
pudiera controlar a la mujer no tendría forma de saber si realmente es superior
y, por lo tanto, la autoridad.
Para ser autoridad, el hombre
necesita tener el control total sobre la mujer. El proceso de establecerse como
autoridad tiene como fin asegurarse de que la pareja será «tina buena mujer».
Esto significa que ella aceptará que el hombre actúe como la máxima y única
autoridad, y ella cumplirá sus órdenes al pie de la letra, sin tomar en cuenta
sus propias necesidades, su forma de pensar ni sus propias decisiones. «Ella
está sujeta a las ideas del hombre, de lo que él supone que una buena madre y
una buena mujer debe ser, él evalúa sus conductas y así intenta forzar este
orden 'moral' de sus actividades cotidianas.»
Cuando el hombre tiene una pareja
cree que es dueño del cuerpo, la energía, las acciones, los pensamientos y sentimientos
de la mujer. Al controlar, el objetivo final del hombre es usar los recursos
físicos, intelectuales, emocionales, sociales y espirituales de la mujer para
probarse que es superior y a la vez esquivar tareas .que no quiere hacer.
Los
servicios
Generalmente, el hombre que
agrede dice no tener la intención de golpear y dañar a su pareja; lo que quiere
es recibir los servicios que supone le pertenecen. Sólo quiero que me
entienda», es una frase que esconde la verdadera motivación del hombre; su
definición de «ser entendido» es ser obedecido: que ella acepte sus opiniones,
órdenes y mandatos sin refutarlo.
Desde pequeños, los humanos
aprendían a distinguir los climas, las estaciones del año, direcciones,
cualidades de las plantas, de las rocas y de los animales. Tocio este aprendizaje
les servía para sobrevivir. A partir de la industrialización, estos reguladores
ecológicos comenzaron a relacionarse con el uso de máquinas, de dinero e
intercambio; con competencia y comprobación de control. El hombre cambió sus
verdaderas necesidades, sus reguladores ecológicos, por reguladores sociales,
culturales y económicos. La masculinidad es entonces un mecanismo de regulación
social que ignora las necesidades del individuo y de su medio ambiente.
El
riesgo fatal
El hombre gasta tocia su energía
tratando de poner en práctica las expectativas sociales de superioridad, pero
en realidad, al hacer esto, termina suprimiendo sus reguladores ecológicos. Por
lo tanto, tiene constantes crisis porque nunca aprendió a decidir por sí mismo,
sino desde su posición de autoridad.
El riesgo fatal no es sólo una
idea: el hombre ha sido entrenado para responder con tensión física a los
problemas con que se encuentra; por ejemplo, cuando siente que va a llorar,
tensa su garganta y así evita llorar; de aquí la famosa frase «se me hace un
nudo en la garganta». Esto significa que no quiere llorar y el nudo le evita
expresar lo que realmente está sintiendo.
Control
y dominio
Para librarse del riesgo fatal,
el, hombre tiene (dos posibilidades; la primera es aceptar que su pareja esa
haciendo algo que es más importante para ella en ese momento y hacer el mismo
lo que necesita; es, decir, dejar que su autoridad «muera». La otra, es
reafirmar, su .superioridad, controlando y dominando a la mujer mediante la violencia.
La mayoría ele hombres que, llegan a esta compleja situación se inclinan por la
segunda opción y aumentan su violencia.
Violencia
emocional
La primera forma de violencia es
la emocional, en la cual el hombre hiere los sentimientos de la pareja para
forzarla a darle los servicios y aceptar su autoridad. Deja de hablarle, la
mira con expresión amenazante, la ignora y finge no escucharla. Si esto no
funciona, intensifica su violencia y pasa al siguiente nivel, es decir a la
agresión verbal.
Violencia
verbal
Como vimos, la violencia verbal
tiene tres variantes: cosificar, denigrar y amenazar. Cosificar es minimizar a
la mujer, tratarla como si fuera un objeto y el objetivo es quitarle su
humanidad. Decirle «eres una puta», es una forma de ponerla como ese objeto sin
valor. Cuando el hombre le pone nomines groseros, ella se siente herida e
insegura de lo que va a pasar.
Denigrarla es quitarle su valor
al criticarla, juzgarla y definirla. «No hables, no sabes lo que estás diciendo»,
es una frase común que el hombre utiliza para descalificar las habilidades y
los' potenciales de la mujer. La sobaja para que ella crea que efectivamente no
tiene ninguna capacidad y acepte lo que él trata de imponerle.
Las amenazas son promesas de
realizar la violencia física. «Te voy a matar», es una frase muy efectiva
cuando se quiere amena-zar a alguien, porque si esa persona es capaz de
decirlo, probablemente también sea capaz ele llevarlo a cabo. Si el hombre
amenaza con ser violento hasta las últimas consecuencias, quiere decir que se
está dando permiso pata hacerlo, porque esas amenazas son un «ultimátum» en el
que ya no hay vuelta atrás.
La
decisión de utilizar la violencia física
Para ser violento, el hombre
tiene que acercarse a la mujer y esto es violencia física. Mucha gente cree que
el contacto físico es la única forma de violencia, pero cuando el hombre se
acerca ya está invadiendo el espacio físico de la mujer sin su permiso. Existen
dos formas de violencia física: contacto directo y violencia alrededor. El
contacto directo va desde tocar a la pareja, escupirla, echarle agua, golpearla,
empujarla, jalarla, dispararle, etcétera. La violencia alrededor consiste en
hacer algo cerca de la pareja para amenazarla; por ejemplo, romper la
televisión, patear a las mascotas, golpear las paredes, aventar objetos,
etcétera. Después, el hombre pasa de la violencia alrededor a la violencia de
contacto.
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